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Resultados del Estudio de Brechas de Género y Acciones a seguir

El presente estudio de barreras ha proporcionado una visión más precisa de la realidad que enfrentan hombres y mujeres en términos de su participación en el sector energético en Cuba. Mediante un análisis detallado de estas barreras, hemos obtenido datos confiables que respaldan la formulación de un plan de acción estratégico. Nuestro objetivo es abordar esta situación y mejorar significativamente la participación de las mujeres en el sector.

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El presente estudio de barreras ha proporcionado una visión más precisa de la realidad que enfrentan hombres y mujeres en términos de su participación en el sector energético en Cuba. Mediante un análisis detallado de estas barreras, hemos obtenido datos confiables que respaldan la formulación de un plan de acción estratégico. Nuestro objetivo es abordar esta situación y mejorar significativamente la participación de las mujeres en el sector.

 

Gracias al estudio de barreras, ahora contamos con valiosas recomendaciones provenientes de las propias mujeres dentro de las comunidades con las que trabajamos. El estudio reveló que existe una distribución desigual en cuanto a la participación de hombres y mujeres en el sector energético por lo que estas recomendaciones son fundamentales para desarrollar estrategias que promuevan una mayor participación femenina. De esta manera, buscamos garantizar que las mujeres se beneficien plenamente de las oportunidades que nuestro proyecto ofrece en términos de tecnología, capacitación y formación.

 

. Al mejorar la participación de las mujeres en el sector energético, estamos promoviendo la equidad de género y fomentando un desarrollo social y económico más inclusivo en nuestras comunidades.

 

Nuestra estrategia se basa en identificar las barreras específicas que obstaculizan la participación femenina en el sector energético, así como implementar soluciones efectivas para superarlas. Nos comprometemos a trabajar en estrecha colaboración con las comunidades y las partes interesadas pertinentes para garantizar que nuestras acciones sean adecuadas y efectivas.

 

Además, reconocemos la importancia de brindar a las mujeres las herramientas y los recursos necesarios para que puedan aprovechar plenamente las oportunidades que se les presentan. Esto implica ofrecer programas de capacitación adaptados a sus necesidades, así como facilitar su acceso a la tecnología y la formación especializada.

 

En cuanto a la metodología, en el ámbito académico, se aplicaron encuestas a un total de 31 personas, de las cuales 14 fueron mujeres y 17 hombres. Estas encuestas se llevaron a cabo en diversas universidades, entre las que se encuentran la Universidad de MOA, el Politécnico José Guaizán, la Universidad de Oriente (sede Antonio Mella) y la Universidad Las Turas.

 

Es importante destacar que, según los datos recopilados, se identifica una brecha de género en el grupo de edad comprendido entre 35 y 44 años, donde ninguna mujer se encuentra estudiando a nivel universitario en el sector energético. Esta disparidad puede relacionarse con las responsabilidades de cuidado que recaen principalmente sobre las mujeres. El estudio reveló que las mujeres consideran esta carga de cuidados como una de las barreras que dificultan su plena participación en el sector, ya que limita su disponibilidad para dedicarse tanto al estudio como al trabajo.

 

En el caso de las personas encuestadas que forman parte del ámbito laboral, se recolectaron datos de 160 individuos, de los cuales 71 son mujeres y 89 hombres, representando un porcentaje del 44.37% y 55.62% respectivamente. En la figura adjunta, se puede observar la distribución por edades de este grupo. Es relevante mencionar que estas personas ya están trabajando en el sector energético, específicamente en la UNE y otras áreas relacionadas.

 

Al analizar las carreras académicas de los encuestados, se destaca que la mayoría proviene de la ingeniería eléctrica, lo cual es significativo debido a la estrecha relación de esta disciplina con el sector energético. Sin embargo, se observa una desproporción de género en esta área, con un mayor número de hombres (16.2%) en comparación con las mujeres (8.5%). También se muestra la presencia de profesionales provenientes de campos como la ingeniería informática, la energía industrial, las telecomunicaciones y la ingeniería aeronómica. Estos datos reflejan la importancia de trabajar en la promoción de las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), tanto para hombres como para mujeres, a fin de fomentar una mayor diversidad de género en el sector energético.

 

El estudio constata que existen diferencias significativas en cuanto a la distribución del trabajo remunerado y no remunerado entre hombres y mujeres. Los roles de género tradicionalmente asignados se refieren a las responsabilidades productivas y reproductivas, abarcando tanto el trabajo doméstico remunerado como el no remunerado, que lamentablemente sigue recayendo de manera desproporcionada en las mujeres a nivel regional y global.

 

El estudio reveló que los hombres dedican más tiempo al trabajo remunerado en comparación con las mujeres. Por otro lado, en promedio, las mujeres destinan 14 horas semanales más que los hombres al trabajo no remunerado, lo cual incluye las tareas domésticas y de cuidado. Esta sobrecarga de responsabilidades recae especialmente en las mujeres, lo cual constituye una barrera significativa que dificulta su participación plena en el sector energético y otros sectores económicos.

 

A pesar de que las mujeres participan activamente en la actividad económica, el estudio confirma que todavía enfrentan una carga desproporcionada de responsabilidades domésticas y de cuidado en su jornada laboral semanal. Esta falta de corresponsabilidad y participación equitativa por parte de los hombres en las tareas de cuidado es evidente. Las mujeres se encargan principalmente de las tareas de limpieza, lavado de platos, cocinar, lavar y planchar la ropa, mientras que los hombres tienden a asumir las reparaciones domésticas y el manejo de la basura. Además, las mujeres llevan a cabo la mayoría de las tareas de cuidado detalladas en el estudio, como ayudar a los hijos con los estudios, asistir a reuniones y actividades escolares, y cuidar de los hijos cuando están enfermos, así como el cuidado de otros familiares vulnerables, como personas mayores enfermas.

 

Esta sobrecarga de trabajo de cuidado, como señala el estudio, constituye una barrera significativa que dificulta la plena participación de las mujeres en el sector energético y otros sectores económicos. Aunque se ha observado un ligero aumento en la participación de las mujeres en el sector de electricidad, gas y agua en los últimos cinco años, los valores aún se sitúan por debajo del 28% y muy lejos de alcanzar la paridad. En el año 2018, la participación de las mujeres apenas alcanzaba el 27.3% en este sector.

 

Estos hallazgos subrayan la necesidad de abordar y superar las desigualdades de género existentes en el ámbito laboral y doméstico. Es imperativo promover una mayor corresponsabilidad en las tareas de cuidado y fomentar políticas que faciliten la participación plena de las mujeres en el sector energético, garantizando así una mayor equidad de género y aprovechando el potencial y talento femenino en el desarrollo sostenible de esta industria.

 

Como resultado del estudio realizado, se observó que las mujeres consideran que el sector energético está destinado principalmente a los hombres, lo que genera una autoexclusión por parte de las mujeres debido a la percepción de barreras y falta de amigabilidad hacia ellas. Más del 80% de las mujeres encuestadas creen que no tienen oportunidades de desarrollo en este sector, y más de la mitad de la muestra tanto de mujeres como de hombres piensa que el sector energético se relaciona más con aspectos técnicos, mientras que las mujeres son vistas como más adecuadas para áreas sociales, como la salud o la educación.

 

Esta percepción limita la participación femenina en el sector, y además, se identificó que el equilibrio entre la vida laboral y familiar es considerado incompatible por el 86% de las mujeres y el 53% de los hombres. La influencia de la familia en la elección de estudios también se destaca como un factor importante, donde la mayoría de las mujeres eligen sus carreras bajo la influencia familiar.

 

Otro obstáculo importante señalado es la percepción de que el sector energético es riesgoso, tanto para hombres como para mujeres. Además, se menciona la dificultad en la formación vocacional hacia carreras técnicas relacionadas con el sector, ya que no se promocionan lo suficiente ni se resaltan las ventajas y oportunidades que este ofrece.

 

En el ámbito laboral, se menciona que existen puestos de trabajo exclusivamente ofrecidos a hombres, lo que refleja una preferencia masculina en trabajos técnicos, operativos y de campo. También se destaca la discriminación hacia las mujeres que son madres, asumiendo que tendrán una falta de compromiso laboral. En cuanto a las medidas para equilibrar la vida laboral y familiar, se reconoce la existencia de licencias de maternidad extendidas, así como oportunidades de capacitación dentro de los horarios laborales.

 

En relación al nivel educativo deseado, se identifica que muchas mujeres no han podido alcanzarlo debido a la necesidad de atender el hogar y al trabajo doméstico no remunerado, lo cual crea brechas de desigualdad. A partir de este estudio, se realizó un taller donde se presentaron los resultados y se trabajó de manera participativa para identificar las barreras más importantes. Como resultado, se elaboró un plan de acción que incluye la creación de un comité de género a nivel nacional para apoyar las acciones, una estrategia de comunicación fuerte para respaldar el proceso, acciones enfocadas en la formación vocacional, conciliación laboral familiar, capacitación, divulgación de las ventajas del sector y el reconocimiento a las mujeres trabajadoras en el sector energético.

 

Es fundamental destacar que la implementación de este plan de acción requiere de una colaboración estrecha entre diversos actores, incluyendo gobiernos, instituciones educativas, empresas del sector energético y organizaciones de la sociedad civil. Solo a través de una coordinación efectiva y compromiso conjunto será posible lograr un cambio significativo y duradero.

 

Una de las primeras medidas a implementar es el fortalecimiento de programas de formación vocacional que promuevan la participación de las mujeres en carreras relacionadas con el sector energético. Estos programas deben destacar las oportunidades y beneficios que ofrece el campo, así como desafiar los estereotipos de género asociados.

 

Además, se deben establecer políticas que fomenten la conciliación laboral y familiar, brindando a las mujeres mayores oportunidades de equilibrar sus responsabilidades profesionales y personales. Esto implica la implementación de horarios flexibles, licencias de maternidad y paternidad adecuadas, y el establecimiento de servicios de cuidado infantil accesibles y asequibles.

 

Asimismo, es necesario promover una cultura organizacional inclusiva que valore y reconozca el talento y las contribuciones de las mujeres en el sector energético. Esto implica eliminar la discriminación de género en el acceso a oportunidades laborales, garantizar la igualdad salarial y promover la presencia equitativa de mujeres en puestos de liderazgo y toma de decisiones.

 

Para lograr una mayor participación de las mujeres en el sector energético, también es esencial establecer alianzas estratégicas con organizaciones de la sociedad civil y entidades educativas. Estas alianzas pueden impulsar programas de mentoría, becas y apoyo financiero para mujeres interesadas en ingresar al campo, así como promover la visibilidad y el reconocimiento de los logros de las mujeres en el sector.

 

El estudio de barreras ha proporcionado información valiosa sobre los obstáculos que enfrentan las mujeres en su participación en el sector energético. Con base en estos hallazgos, es crucial implementar medidas concretas y estrategias efectivas que promuevan la igualdad de género y fomenten la participación plena de las mujeres. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo podremos alcanzar un sector energético más equitativo, inclusivo y sostenible.         

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